FIRST Global Challenge: Participación en la Olimpiada Mundial de Robótica 2025

“YERBAS BOT”: un robot y cinco estudiantes de la EPET 20 de Neuquén brillaron en Panamá.


1. Presentación

Se trató del FIRST Global Challenge, una competición internacional de robótica de tipo olímpico que se celebra cada año en un país diferente. Es un certamen de enorme magnitud, en el que el equipo neuquino pudo colaborar, aprender y resolver desafíos junto a jóvenes de todo el mundo.

Tras cuatro días de competición, colaboración e intercambio cultural, la edición 2025 del FIRST Global Challenge concluyó con un asombroso despliegue de talento, innovación y unidad global. Basada en el tema Eco Equilibrium, centrado en la biodiversidad, la competencia reunió a la próxima generación de líderes STEM de 191 naciones. El patrocinador principal de la edición 2025 fue Lam Research.

Nos encontramos con los estudiantes de la EPET N.º 20 que representaron a Neuquén y a la Argentina en la Olimpiada Mundial de Robótica FIRST Global Challenge 2025, realizada en Panamá. Viajaron con su robot “Yerbas Bot” y compitieron junto a equipos de 191 países.
Hoy queremos conocer su experiencia, el proceso de creación del robot y todo lo que vivieron en esta aventura extraordinaria.

Para empezar, ¿cómo se sienten hoy después de haber vivido una experiencia tan grande?

Juan: Después de que vivís eso, lo demás se siente aburrido. Fue una experiencia increíble: conocer a mucha gente y ver robots re copados. Me encantó practicar inglés, fue muy divertido ver los equipos y preparar estrategias para los partidos. Fue una semana completa haciendo eso todos los días, y después se siente como un vacío.

Joaquín: Fue una experiencia muy linda, y sí, como dice Juan, después sentís un vacío. Nosotros estuvimos un mes completo con la construcción del robot, trabajando entre 12 y 14 horas dentro de la escuela, todos juntos. Después vino la semana de competencia, de 7 de la mañana a 8 de la noche, y siento que todo pasó muy rápido y muy lindo, pero muy intenso.

Si tuvieran que describir el viaje y la competencia en una sola palabra, ¿cuál sería?

Juan: ¡Único!
Joaquín: ¡Apresurado!

2. Motivación y conformación del equipo

¿Qué los motivó a participar en este mundial de robótica?

Juan: Nosotros empezamos desde la Copa de acá en Neuquén, “EducaBot” (Copa Robótica Argentina 2025), donde participamos en equipos diferentes. En la instancia provincial obtuvimos el primer y quinto puesto, y luego en la Nacional quedamos en el 4.º puesto. Pero nunca fue una motivación inicial “hacer robótica”; fue que el director Jesús Pérez nos invitó a participar en la instancia provincial. Personalmente fue por intentar y ver qué tal era. Dije “bueno”... y eso me llevó a estar hoy acá después de haber participado en un mundial increíble.

Joaquín: En mi caso, lo mismo que Juan.

¿Cómo surgió la idea y cómo se armó el equipo de la EPET 20?

La idea de participar en el FIRST nació a partir de la propuesta de Educabot, que necesitaba un equipo representante de Neuquén. Nos eligieron luego de ver nuestro desempeño en el torneo provincial y en el nacional. El equipo se armó con los participantes de los torneos anteriores, junto con estudiantes de 4.º que tuvieran buen manejo del inglés.

¿Cómo fue que cada uno terminó ocupando su rol dentro del grupo?

Los roles ya venían prácticamente definidos desde las instancias anteriores. Tiago se mantuvo como piloto; Maxi asumió el rol de mecánico por su conocimiento; Lázaro quedó como lanzador por su habilidad; Juli tomó el rol de traductora para quienes no tenían dominio fluido del inglés; y yo seguí como capitán, como veníamos en los torneos previos.

3. Diseño y desarrollo de “Yerbas Bot”

El robot que presentaron se llama “Yerbas Bot”. ¿De dónde salió ese nombre?

Joaquín: Fue por unos chistes que hacíamos dentro del laboratorio de la EPET 20, donde estábamos todos los días. Surgió inspirado en la película Iron Man, donde J.A.R.V.I.S. (Just A Rather Very Intelligent System) es la IA creada por Tony Stark. Nosotros adoptamos ese nombre para el proyecto, pero cuando tuvimos que inscribirnos para las competencias decidimos transformarlo en un nombre más argentino. Ahí nació “Yerbas”, fonéticamente similar, y así quedó “Yerbas Bot”.

¿Qué desafíos tuvieron cuando armaron el diseño inicial?

Juan: El primer desafío fue elegir una base para el vehículo del robot. Había dos opciones bien definidas: el modelo 4x2 u omnidireccional, y el de cuatro bases tipo auto. Por facilidad y decisión del piloto elegimos la 4x2, que es la más similar a un auto. Después de eso tuvimos que darle órdenes en cuatro fases distintas. Armamos los demás sistemas modulares por separado y luego los unimos al robot.

Joaquín: Además hubo muchos prototipos, y el escalador empezó con una idea hasta evolucionar a lo que tenemos ahora, pasando por casi 100 versiones.

¿Cuáles son las funciones o características más destacadas del robot?

Juan: Lo más destacado es que puede recolectar y liberar pelotas de handball (llamadas biodiversity units). También puede trepar muy rápido y hasta el máximo nivel, lo cual era fundamental en el juego. Si no trepaba, no hacía diferencia individual. Aunque perdieras un partido, los puntos de escalada sumaban globalmente.

Julieta: “El modelo está compuesto por 300 piezas y tiene un valor aproximado de 5 mil dólares. Sus dimensiones son de 50 centímetros por lado, no presenta limitaciones de carga y fue concebido para superar pruebas de desplazamiento, empuje y ascenso por soga. Además, incorporamos funciones adicionales, como la capacidad de sostenerse sobre las ruedas traseras.”

Joaquín: El 100% de las veces trepamos. Fueron 12 partidos y en todos trepamos a nivel 4, menos en uno donde llegamos a nivel 3 por tiempos. Aun así, nuestro robot era de los más rápidos en escalar; siempre llegábamos primeros.

¿Hubo algún momento crítico durante el armado o las pruebas? ¿Cómo lo resolvieron?

Juan: Sí. El momento crítico fue una semana y media antes del viaje. Tuvimos problemas con la puerta que recolecta y libera las pelotas. El mecanismo funcionaba con servos muy chicos, sin potencia suficiente para mover una puerta de unos 2 kg en el extremo. Quemamos cuatro servos y dos se bloquearon por completo. Fue un bajón. Pensamos en cambiar el sistema o incluso en modificar el escalador. Finalmente, lo resolvimos aligerando la estructura y poniendo un servo más grande. Después no hubo más problemas, pero fueron 2 o 3 días largos, probando ideas que no funcionaban, incluso considerando cambiar toda la estructura del robot.

¿Cuántas versiones o modificaciones hicieron antes de llegar al modelo final?

Julieta: Hicimos como seis bases y muchas modificaciones.
Joaquín: Mucha prueba y error hasta llegar al modelo actual. No tenemos registro de todo por falta de tiempo, pero logramos el objetivo.

4. Preparación previa al viaje

¿Cómo organizaban la rutina de trabajo? ¿Cuántas horas le dedicaban por día?

Juan: Durante ese mes de preparación nos dejaron exentos de teoría y taller para dedicarnos al “Yerbas Bot”. Asistíamos de 9 a 18 todos los días, concentrados en el laboratorio. Fueron unas siete horas diarias promedio, incluidos fines de semana, jornadas institucionales y días de paro. Nosotros estábamos firmes.

Julieta: “El trabajo en equipo resultó fundamental. Cada integrante asumió un rol específico: uno se dedicó a la programación, otro al pilotaje, y otro a la mecánica y los cálculos. Lo armamos y desarmamos en múltiples oportunidades —al menos cinco o seis veces— y hoy conocemos el robot en detalle, de punta a punta.”

¿Dónde practicaban para simular las pruebas? ¿Qué apoyo recibieron?

Juan: Jesús (el director) se puso la 10. Nos armó en el SUM una cancha para simular el escenario real, junto con los profes de taller y pañol. Medía 7 metros de largo y ancho, con torres y ecosistemas. La armaron en un fin de semana. Hasta el marido de la vicedirectora nos ayudó sin compromiso.

Julieta: Además teníamos la misma alfombra que usaban en el mundial, lo que ayudó muchísimo. Podíamos probar derrapes, base, acelerador, torres, pelotas y la soga. Todo recreaba muy bien la arena de competencia.

Joaquín: Teníamos instrucciones de entrenamiento y videos con las medidas y características técnicas para prepararnos bien antes del certamen.

5. El viaje y la competencia internacional

Cuando llegaron a Panamá, ¿qué fue lo primero que les impactó? ¿Cómo fue competir con tantos países?

Julieta: Lo que más nos impactó fue la cantidad de robots: todos diferentes, gigantes, algunos se expandían al estilo Transformers. En el juego debían medir 50 x 50 cm al inicio, pero después podían expandirse. En cada puesto veías ideas completamente distintas. Al principio nos asustamos, pero después nos inspiró para hacer modificaciones en plena competencia.

16. ¿Cuál fue el momento más tenso o desafiante?

Juan: El primer partido. Si nos iba mal, te condicionaba el resto. Como capitán, debía gestionar estrategias e indicar al piloto qué hacer. Había nervios y mucho aprendizaje para tomar decisiones rápidas. Si no trepabas, perdías entre un tercio y la mitad de los puntos. Tiago (el piloto, “el Colapinto del equipo”), por fortuna gestionó bien los nervios y nunca nos falló. ¡Había equipo!

Julieta, vos tuviste un rol especial como traductora. ¿Cómo viviste la experiencia?

Sí, yo fui parte del grupo que sabía inglés, junto con Juan y Tiago, pero ellos estaban en estrategias. Yo me ocupé de ayudar al resto del equipo a relacionarse con otros países. Eso nos permitía adelantarnos en estrategias y entender el estado de los robots de otros equipos. Tenía un poco de miedo porque nunca fui a un instituto ni tengo diploma, pero pude desenvolverme bien, sin dramas, y eso me dio confianza y alegría.

¿Pudieron relacionarse con otros equipos internacionales?

Juan: Sí, eso era lo que más nos destacaban. Yo hablé muchísimo con chicos de otros países, incluso de lugares raros como Kazajistán; también con equipos de África, Aruba (que quedó tercero). La mayoría tenía nuestra edad, muy copados e inteligentes. El intercambio cultural fue muy interesante. Probé comidas ricas... y otras no tanto (risas).

6. Impacto personal y aprendizajes

¿Qué aprendieron como equipo más allá de lo técnico?

Juan: Aprendimos a comunicarnos. Pasábamos casi 8 horas juntos y surgían roces o discusiones. Aprendimos a hablarlo de frente, a ser pacientes, y a no echar culpas cuando un partido salía mal. Eso te puede destruir el equipo. En lo personal, mejoré mucho mi inglés y aprendimos cosas educativas y socioculturales.

Joaquín: Además del trabajo en equipo, aprendimos a hablar las cosas entre nosotros, y a usar el inglés sin vergüenza. A veces se reían de nuestro inglés, pero no de forma mala: era cordial y divertido. Y si surgía un problema, lo resolvíamos juntos.

Julieta: Coincido. Aprendimos a trabajar en equipo y a convivir. La confianza para comunicarnos bien, mantener buena onda y gestionar emociones en momentos críticos fue clave.

¿Esta experiencia cambió sus planes a futuro?

Juan: Sí. Ahora quiero estudiar Ingeniería en Mecatrónica en la Universidad de Cuyo. Antes quería Ingeniería en Sistemas, pero esto me hizo cambiar.

Joaquín: Quiero seguir estudiando, pero no necesariamente robótica o electrónica. Probablemente programación, en la UNCo.

Julieta: Aún me quedan dos años de escuela, pero sé que quiero estudiar alguna Ingeniería. Me gusta programación, pero también Telecomunicaciones en el Balseiro. Tengo tiempo para pensarlo.

7. Mirada hacia el futuro

¿Cómo creen que esta experiencia puede inspirar a otros estudiantes?

Juan: Creo que puede inspirarlos a vivir una experiencia hermosa. Participar con un robot que diseñás y armás te identifica y te llena. Además, te permite conocer gente de otros países, hablar otros idiomas. Este mundial fue en Panamá, pero los anteriores fueron en Grecia, Singapur y Dubái; el próximo será en Tokio o Corea del Sur.

8. Cierre y mensaje final

¿Qué mensaje darían a quienes quieren iniciarse en robótica?

Julieta: Que se animen. Lázaro y yo somos de 4.º año y arrancamos sin saber nada. Si tienen una oportunidad, que la aprovechen. Es una locura hermosa.

Joaquín: Sí, que prueben. Aunque parezca complicado o costoso, si pueden acercarse desde la escuela o alguna institución, háganlo. Cualquiera puede llegar a un mundial, incluso saliendo de una escuela pública como nosotros.

Juan: ¡Que se animen! Que se rompan la cabeza intentando un proyecto. Al principio todo es difícil, pero si son constantes lo van a lograr. Y sobre todo: hacerlo porque les gusta, no por obligación o interés ajeno.

¿Qué significó representar a Argentina y Neuquén?

Juan: Mucho orgullo y satisfacción. Sobre todo cuando vimos que en el ranking quedamos en el puesto 56, por encima de Japón y Corea del Sur, que pensábamos que serían muy fuertes. También nos sorprendieron países como Kazajistán, Venezuela y Aruba, que fueron excelentes.

¿Qué hace falta para que más escuelas públicas vivan experiencias así?

Julieta: Mejor organización institucional. Como era algo nuevo para todos, no teníamos antecedentes. Esto servirá como experiencia para futuras gestiones.

Juan: También fortalecer la base formativa en electrónica y talleres enfocados en robótica. Por ejemplo, en FIRST se usa Java, y en la EPET 20 no se ve. Yo lo aprendí por mi cuenta, pero mis compañeros no, y es una limitante grande.

Julieta: Además, abrir más la cabeza. En programación todo lo hizo Pugh; él fue la cabeza del proyecto.

“Les agradecemos profundamente por compartir su experiencia. Su trabajo, dedicación y espíritu de equipo son un orgullo enorme para la EPET 20 y para toda la provincia. ¡Felicitaciones por lo logrado!”


Por Gustavo Edelman

MP Nº TEC A04 – CPTN
Coordinador de Comunicación y Prensa
Colegio Profesional de Técnicos de Neuquén