La estructura de costos y precios actuales amenaza la continuidad de la producción convencional en el país.
El sector del petróleo convencional atraviesa uno de los momentos más delicados de las últimas décadas. Aunque el Gobierno avanzó con la eliminación de las retenciones a la exportación de crudo convencional —una demanda histórica de las operadoras—, las empresas advierten que la medida por sí sola no revierte la fragilidad estructural que amenaza a casi la mitad de las reservas probadas del país.
Según la Cámara de Exploración y Producción de Hidrocarburos (CEPH), la actividad convencional se encuentra en un estado de “alto deterioro operativo”, con numerosos yacimientos al borde de la inactividad. La razón central es económica: los costos de extracción superan con holgura los márgenes posibles con los precios actuales.

En la mayoría de las cuencas, el lifting cost oscila entre 35 y 45 dólares por barril. Este valor incluye el creciente esfuerzo necesario para sostener la producción en campos maduros, donde el declino natural obliga a intensificar tareas de recuperación secundaria y terciaria. Pero mientras los costos escalan, los ingresos caen: el barril promedio pasó de 72 a 62 dólares en el último año, un retroceso del 15% que terminó de comprimir la rentabilidad.
A ese panorama se suma la imposibilidad de perforar nuevos pozos. Con un costo de capital cercano a 25 dólares por barril para reponer producción, la ecuación es negativa: si el margen operativo es menor a ese umbral, la inversión se frena. El resultado es un declino acelerado —estimado en 12% anual— que incrementa aún más los costos unitarios y profundiza el círculo vicioso. En gas, la situación es incluso más compleja: en el último verano se registraron precios por debajo de 1 USD/MMBTU.
Frente a este escenario, Nación, provincias y empresas alcanzaron un acuerdo con Chubut para lanzar un plan de reactivación. El punto central es la quita de retenciones, pero la industria insiste en que se necesita un marco legal específico que reordene impuestos, tarifas y regulaciones para permitir inversiones sostenidas.
El petróleo convencional sigue siendo determinante para la seguridad energética. Representa el 46% de la producción nacional y concentra el 48% de las reservas probadas.