Transformación verde

Argentina avanza en la instalación de paneles solares en bases antárticas para reducir consumo de gasoil.


Argentina está implementando sistemas fotovoltaicos en sus bases y refugios en la Antártida con el objetivo de disminuir la dependencia de combustibles fósiles en la generación de energía, buscando reducir su impacto ambiental y costos logísticos.

Un equipo de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) fue enviado este verano a la Antártida para instalar paneles solares junto a un sistema de almacenamiento de energía en un refugio utilizado por investigadores de la Dirección Nacional del Antártico (DNA) en la Isla Vega, a unos 60 kilómetros de la base Marambio.

Hernán Socolovsky, ingeniero electrónico y jefe del Departamento Energía Solar de la CNEA, explicó que "en 2014 viajó a Marambio para la instalación del primer sistema de energía solar fotovoltaica en el sector antártico argentino", y que desde entonces han estado trabajando en la implementación de más sistemas en colaboración con la DNA.

Los sistemas permiten la eliminación del ruido y la huella de carbono.

En efecto, desde 2014, la Base Marambio tiene ocho paneles fotovoltaicos de silicio sumando un total de 2 kW de potencia, interconectados a su red eléctrica. Están montados en el techo de la terminal de pasajeros y generan un promedio de 1.650 kWh por año. Esto representa el 34% del consumo anual de una vivienda unifamiliar. En la base Carlini se instaló recientemente un sistema de 2,2 kW también conectado a la red. 

Socolovsky destacó que el verano de 2023 fue importante para las energías renovables en la Antártida, ya que además de su trabajo, hubo empresas argentinas que montaron sistemas fotovoltaicos en otras bases en colaboración con el Comando Conjunto Antártico.

El objetivo del programa que desarrollan desde hace diez años con la DNA es reducir al menos a la mitad la demanda de combustibles fósiles para sostener la presencia argentina en la Antártida. Socolovsky señaló que "esperamos que durante la ejecución de este proyecto se continúe aumentando el uso de fuentes de energía renovables en las bases antárticas, disminuyendo así la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera".

Hay una tercera instalación en el refugio Elefante, una base de observación de fauna. Opera entre septiembre y marzo, ya que en invierno queda bajo 2,5 metros de nieve. Antes la gente tenía que llevar un generador diésel y el combustible. Hoy no hace falta, porque se instalaron cuatro paneles que en total suman 1 kW de potencia. Como consecuencia de la eliminación del ruido del generador, el refugio se rodeó de pingüinos y se puede avistar más fauna.

En el contexto de este esfuerzo por reducir el impacto ambiental, Argentina ha implementado medidas adicionales para promover la sostenibilidad en la Antártida. Entre ellas se encuentra el monitoreo continuo de la eficiencia de los paneles solares en ambientes polares, mediante la instalación de radiómetros para medir la cantidad de energía solar recibida. Estos datos permiten evaluar la eficacia de los sistemas instalados y optimizar su rendimiento.

“Nos interesa tener instalaciones en regiones polares, donde además de generar energía podamos recabar algún dato científico. Por ejemplo, la eficiencia de los paneles solares que trabajan a bajas temperaturas o la medición de radiación solar utilizando nuestros sensores”, señaló Hernán Socolovsky.

Además, la instalación de sistemas fotovoltaicos en la Antártida forma parte de un proyecto de inversión pública (BAPIN) desde 2024. Este programa busca fomentar la utilización de fuentes de energía renovable en las bases antárticas, contribuyendo así a la preservación del medio ambiente en esta región tan delicada. Con estas iniciativas, el país apunta a la protección del medio ambiente y la búsqueda de soluciones sustentables en uno de los entornos más desafiantes del planeta.