Por: Jorge Pistagnesi
Ingeniero Industrial
El solo hecho de la compra de un equipo nuevo y aprender a manejarlo no hace a una compañía competir en mejores condiciones. Las competencias que permiten al grupo humano desempeñar eficientemente su tarea con ese equipo son la clave.
En mis años de docente, primero en la ENET N°1 (luego EPET N°8), y mientras estudiaba en la universidad, pude tomar conocimiento de lo que implica tener cultura tecnológica.
Básicamente lo asociábamos con el simple hecho de tener la capacidad para resolver problemas (el proceso es bastante más complejo). Problemas simples admiten soluciones simples, de escaso despliegue intelectual. Problemas complejos requieren de conocimiento amplio (de ciencias), de dominio de determinadas tecnologías, de experiencias previas, de conocimiento tácito, no siempre disponibles a un costo razonable o accesible.
La escuela técnica viene a proveer parte de esa cultura, aunque más orientada a formar la mano de obra especializada con un estándar básico, a la operación y mantenimiento de equipos de producción, el resto de los aprendizajes debe incorporarlos en la empresa.
En este sentido, el sistema alemán de formación técnica, basado en el sistema Dual, permite al estudiante tomar contacto directo con los distintos procesos productivos, mientras adquiere conocimientos teóricos en la escuela, que le resultan altamente significativos, otorgándole una ventaja muy amplia frente a otros sistemas.
Una vez egresado e incorporado definitivamente a alguno de los muchísimos procesos de producción, inicia su participación y además forma parte del proceso de aprendizaje interno que se da en el seno de las empresas, denominado adquisición de Capacidades Tecnológicas. De allí la importancia que ambos sistemas, educativo y productivo,
deberían otorgar al sistema de pasantías.
Hemos de aclarar aquí que el aprendizaje y la construcción de capacidades tecnológicas es uno de los rasgos fundamentales de la competitividad entre países, regiones y empresas, ergo la importancia de comenzar a transitar el entendimiento de este sendero, sobre el que espero humildemente arrojar un mínimo de luz.
En el ámbito de las empresas se trata de un proceso dinámico, en el que se obtiene y además se generan capacidades internas, se absorben conocimientos disponibles en otras empresas e instituciones. Se trata de un proceso, gradual, relacionado con los factores que impulsan los flujos de conocimientos dentro de cada empresa, entre las mismas con sus proveedores y sus clientes, con la sociedad a la que está culturalmente atada, y el contexto en el cual debe desempeñarse.
La idea de que el aprendizaje tecnológico se relaciona con la capacidad de la empresa para adquirir tecnología, para absorberla y adaptarla a las condiciones locales se favorece en la medida en que las relaciones sociales en la empresa permiten sustentar un proceso colectivo de aprendizaje tecnológico: equipos humanos que pueden tomar sus propias decisiones, nuevas formas creativas de hacer el trabajo, una atmósfera flexible, un intercambio permanente de los conocimientos y experiencias adquiridos en la ejecución de los procesos, aprendizajes abiertos a sistemas externos, diálogo permanente como base para una mentalidad abocada a la solución de problemas.
(Vargas,Arturo 2007-UNAM-J. Technol. Manag. Innov. 2006, Volume 1, Issue 5).
Como vemos, entonces no es el mero hecho de comprar un equipo nuevo y aprender a manejarlo, lo que permite a una empresa competir en mejores condiciones, sino las competencias que permiten al grupo Humano desempeñar eficientemente su tarea con ese equipo.
Así entonces, la capacidad tecnológica radica en el uso que se hace del conocimiento y no solo de poseer ese conocimiento, es decir en la capacidad para utilizarlo en la producción, inversión e innovación. En tal sentido, Westphal, Kim y Dahlman (1985) definen las capacidades tecnológicas como “... la habilidad para hacer un uso efectivo del conocimiento tecnológico”.
El concepto de capacidades tecnológicas, se parece a otros usados con la misma idea, tales como esfuerzo tecnológico (Lall 1987; Bell 1984), o habilidad tecnológica (Bell 1984; Scott, Kemmis y Bell 1985, hasta convertirse en un término ampliamente aceptado en la actualidad.
En tal sentido recomiendo la lectura del artículo del Dr. Sanjaya Lall, Technological Capabilities and Industrialization, disponible en internet, que podrá despejar algunas dudas conceptuales.
El hecho es que las empresas construyen capacidades tecnológicas a través de procesos de aprendizaje, que abarcan tanto procesos como resultados de tales procesos. Y que puede entenderse como esa “variedad de procesos” a través de los cuales los individuos y a través de ellos, las empresas adquieren conocimientos (formales y tácitos), habilidades técnicas y capacidad de innovar.
El aprendizaje ocurre a través de todas las actividades de la empresa, y a diferentes niveles y velocidades en cada una de sus funciones. En síntesis, el aprendizaje tecnológico es el proceso dinámico de adquisición de capacidades tecnológicas. (Ortega Borjas-Villazul-2007-Aprendizaje y construcción de Capacidades Tecnológicas).
Este proceso de acumulación de conocimiento tecnológico en el tiempo, entonces, permite luego innovar, emprender nuevas actividades, y así repetir el ciclo de adquisición de nuevas capacidades tecnológicas.
Las capacidades tecnológicas se pueden medir de acuerdo al nivel de aprendizaje e innovación. En el nivel primario (básicas), la empresa adquiere habilidades básicas; en el nivel medio (intermedias), alcanza habilidades secundarias (es decir, de imitación), y en el nivel más elevado (avanzadas), logra las habilidades innovativas más altas, las que harán la diferencia definitiva con sus competidores.
Abordaré con más profundidad, aspectos conceptuales de la Capacidades Tecnológicas a nivel de empresas, en próximos artículos.